22 de abril de 2012

Ésta soy yo a mis veintiún años (próximamente veintidós). Abandoné esto hace cinco meses y de verdad lo extraño. Lo que sucede ahora es que estoy próxima a graduarme, creo que he envejecido en los últimos cuatro meses desde que inscribí la materia "Tesis 1". Sí, ya tengo todo el plan, las lecturas, la emoción... me falta la acción: escribir. Como siempre lo más difícil, tengo la libreta más linda para mis ideas y mis ideas sólo están siendo pensadas no escritas. El semestre se me fue de las manos, claro, estuve dedicada a llegar a Ítaca con Leopold Bloom, aprendí muchas cosas, de verdad, muchísimas y está a punto de extinguirse: mi penúltimo semestre. El siguiente será de dos materias, es decir un semestre de gente adulta (o al menos eso quiero decirle a mi inner self que se resiste a creer que ya crecimos).
Y el problema de escribir las entradas en dos partes es que no sabrás como estarás en el momento en el que decidas retomar la escritura. Hoy siento que la realidad me cubrió. Recuerdo cuando era pequeña y me metía al mar y sin querer las olas me cubrían por sorpresa y sentía que me iba a morir. Bueno, ahora no siento que me vaya a morir pero si un poco de desesperación. Sé que todo comenzará a tranquilizarse (o a empeorar) cuando comience a escribir y deje de pensar.
Hoy soy una (no sé como definirme ¿niña? ¿mujer?). Hoy soy una que está a punto de graduarse, que tiene dudas sobre el futuro y a la vez ansias, que tal vez no debió de salir de la cama, que lloró y lloró. Soy una que ama a su novio con locura (y no quisiera dejarlo nunca para irse a vivir a otro lado y comenzar el futuro), que quiere quedarse con él suspendida en el tiempo. Hoy soy una que tal vez no quiere que la universidad se acabe pero que le urge hacerlo. Una que lloraría porque el cereal se acabó y que twittearía al respecto.
En estos días han habido momentos donde prefiero ponerme a hacer mil cosas para evitar recordar en que etapa de mi vida estoy. Sé que la saltaré y que todo se pondrá increíble. Mientras seré yo y mis súbitos nudos en la garganta. No pasa nada. Sólo sé que necesito este blog de nuevo, para escribirlo todo (como aquella vez que vine a la universidad).