29 de noviembre de 2009

Fuera de contexto.

Foto: Iris Cogolludo (amiga y fotógrafa)

A veces estamos lejos (quisiera estar más cerca ¿o en realidad más). La verdad es que ella no sabe dónde está parada, su ropa, su mirada, el delineado de sus ojos está fuera de lugar. Nunca se cepilló el cabello más de tres veces al día, nunca durmió en la posición que el médico le dijo... nunca, nunca, nunca. Y ahora ahí parada frente a un letrero que dice:

Ella sacudió la cabeza como su despertara de un sueño.
-Es el caballo de Miguel Páramo, que galopa por el camino de la media luna.
-¿Entonces vive alguien en la Media Luna?
-No, allí no vive nadie.
-¿Entonces?
-Solamente es el caballo que va y viene.
(Juan Rulfo, Pedo Páramo)

(Was I there?...)

En realidad el texto estaba descontextualizado, como ella, que en ese momento podría ser la princesa de Mónaco o una historia más en frente de un aparador.

A veces ella y yo somos imágenes (matrioshkas).

24 de noviembre de 2009

Esta semana...

(quise poner una foto que me hiciera MUY feliz)

1. Puntos Suspensivos... programa final. (Done)
2. Examen de economía. (Done with studying)
3. Examen Siglo de Oro. (Done with studying)
4. Ensayo-análisis Andrés Bello. (Miércoles)
5. Corregir ensayo Nouvelle Vague. (Jueves)
6. Argumentación en el texto de ¿Cortazar? (Jueves)
7. Presentación Vanguardias. (Viernes)
8. FIL @ GDL (Sábado)

Más lo que se acumule y lo que no tengo idea que hay que hacer para Hispanoamericana, la clase en la que más he puesto atención y menos he leído.
Sé que mi entrada es estresante pero son las 3.14 de la mañana, sigo bajo efectos de red bull y sigo pensando en que la frase más rescatable de todo el libro de economía es:
"Por cada novelista bien pagado hay cientos de escritores en apuros" Benditos economistas, están locos. LOCOS.

Y ya hablando en términos marginales, espero espero tener más horas de sueño en la semana y poder fiestear antes de irme a GDL. Sí, que simple y poco marginal pero me da miedo que la pendiente se me estanque y después los precios se me suben hasta los cielos, ahí sí mi Q va a tener que quedarse en lo anterior, que bueno que tengo acordeón (permitido por el profesor).

22 de noviembre de 2009

CocoRosie as a memoir...


Mientras las letras que se refieren al Quijote te marean, te consumen, te divierten, te aburren, las amas... bueno sí una serie de antítesis que representan el tema actual de Siglo de Oro. En fin, ese no es el tema. El recuerdo si lo es, de un momento en mi vida en el que conocí a las chicas de la voz ¿rota? Sí, con Beautiful Boyz las conocí (gracias a un amigo) y ahora sólo me traen a la mente colores, climas diferentes, mi cuarto y mi otro yo, aquel en el que todavía no estaba cien por ciento segura de quien era yo.

Que raro que esa sensación de seguridad me la den ellas, que con sus canciones tan ¿macabras? me dan tranquilidad y un entendimiento de mí misma por ellas mismas.

Seguimos recordando la belleza mística. Sí.

First: we take Manhattan.


I remember you well in the Chelsea Hotel... if you want another kind of love I'll wear a mask for you, but New York is cold and I hear that your building your little house, come over the window my little darling; we are ugly but we have the music (and your famous bue raincoat).

La estéti ca del pasti che.

I know...


Sé que no debería de estar orgullosa de esto (pero sí lo estoy) y tengo un novio que cuida a su novia borracha, sí, y además bailo y bailo como si esa noche fuera el último día en el que el ritmo y mi cuerpo se fueran a sentir.

Tengo razones para encontrarme en el estado en el que estoy...

21 de noviembre de 2009

El amor siempre ocurre después, en retrospectiva.


Sabe a sal, a sudor, a sargazo. Cuando la palabra sargazo se detiene dentro de su cabeza, él también se inmoviliza. Nunca ha probado el sargazo antes; no tiene la menor idea de cuál es su sabor o su olor o su textura. Pero el sexo de la mujer, está seguro, sabe a sargazo. Huele a sargazo. Tiene la textura del sargazo. Y él se hunde dentro del sargazo como dentro de un sabor recién inventado o descubierto o bautizado. Un bosque de sargazos. Se lo dice después así, en voz baja, "sabes a un bosque de sargazos", y la mujer no hace otra cosa más que sonreírse en siencio, como si estuviera a solas. Como si todo mundo supiera que el sexo femenino es un bosque de sargazos y él fuera el último en haberse dado cuenta de ello. Y, a solas, precisamente a solas, siempre a solas, la mujer abre las piernas con suma naturalidad, como si en realidad estuviera haciendo otra cosa o desgajándose justo a tiempo, y observa al hombre que introduce la lengua, la nariz, un dedo, dos, su sexo mismo, en el bosque de sargazos.
–Y tu sabes a hombre –le dice luego de un rato sin abrir los ojos.
Su comentario lo hace sonreír también. La perfección de la tautología. Se incorpora sobre la cama; la ve. Coloca dos de sus dedos dentro de su propia boca masculina y repara el equívoco: ahora el no sabe a hombre sino a mujer.
–Y a ti –susurra– También sé a ti.
Y coloca los mismos dedos dentro de la boca de la mujer. El sabor. El saber. La ambivalencia de un verbo.
No sabe cómo llegó a ese momento. Si se lo preguntaran ahora, si le preguntaran cómo llegó a introducir sus dedos primero en el sexo que es un bosque y un bosque de sargazos y, luego, en la boca femenina, no sabría que responder.
Si le preguntaran lo que sabe tendría que cerrar los ojos e inventar un universo ajeno.
Cristina Rivera Garza
Lo Anterior (92,93)

17 de noviembre de 2009

Yo sé lo que es estar en el País de las Maravillas.

Alguien me explica que se siente flotar en una taza de té. No, tú no. Quisiera que mejor me sirvieras una taza de chocolate, probablemente un pan de esos que no se deshacen cuando los sumerges... Quiero dormir toda una noche entera, cerrar los ojos a las 8 de la noche y despertar a su lado. ¿Cuántos poemas he leído? Probablemente los suficientes para poder pensar en términos poéticos, pero muy pocos para tener las palabras adecuadas para definir sentimientos.

Hola.. ¿te has sentido a un paso de caerte? Los teléfonos ya no deberían contestarse, sólo hacen ruido, allá afuera todos quieren caerse y yo también quise hacerlo un día; pero esperé y encontré su nombre en las hojas de mi té, en la lectura del café. No necesito poesía, necesito palabras y ya después nos arreglamos. ¿Señor, tiene cambio? Solamente quiero un par de rosas de las que están allá, para decorar mi cuarto, ponerle un poco de dulce a este ambiente tan lleno de espacio simple.

Entonces un conejo saltó de una película en blanco y negro. Yo le puse pausa a esa película, senté al conejo a mi lado, le pedí compañía mientras él llegaba. Me puse a colorear la pantalla, me entretuve en los colores más brillantes y el reloj no dejaba de sonar. Preferí abrirle la puerta al estúpido conejo y sentarme yo sóla con la muerte me da y Sylvia Plath por si el frío que entraba por la puerta abierta no traía a él que sabe cuál es mi lugar favorito.

Y si no llega me sumergo en ese estante donde hay nuevos peces como libros, sombras como días del calendario y al final el tiempo que llevamos no es nada comparado con todo lo que sabemos que en realidad llevamos, tantas noches, tantas tazas de algo que ya no sabemos si es té o es café. Sólo sabemos amar, al final de cuentas la vida sucede.

Sí, definitivamente yo no soy Alicia, pero sé lo que es vivir en el País de las Maravillas:

4 de noviembre de 2009

Hay jirafas en el mar... también.


He leído veinte veces la misma página, he caminado en un espacio de 7 metros cuadrados sin rumbo alguno. Se me va todo. Sin embargo, tengo control. No tengo miedo, tengo un libro nuevo. Dos... Muchos. Y sigo durmiendo a más tardar a las dos de la mañana. Quiero borrar las playlists que ahora son pasado. Hacerte una, hacerme una. Y sentarme un rato a llorar esta felicidad cual falso pastor del Quijote... hablemos de Marcela. Pero prefiero hablar de Cardenio y como enloqueció. Hola iré a una feria del libro (a la más importante).
A veces abro los ojos y las estrellas brillan más que nunca. Él abajo.

2 de noviembre de 2009

Franny Glass.


Aunque no había nada notablemente extraño en su modo de andar mientras cruzaba el vestíbulo- Ni se demoraba, ni se apresuraba-, se iba transformando curiosamene a medida que avanzaba. Producía la viva impresión de rejuvenecr a cada paso que daba. Es posible que los vestíbulos largos, más los efectos secundarios de las lágrimas, más el timbre de un teléfono, más el olor a pintura fresca, más los periódicos en el suelo; es posible que la suma de todos estos factores fuese para ella igual a un cochecito de muñecas. En cualquier caso, para cuand llegó a la puerta del dormitorio de sus padres, su elegante bata de seda, -el emblema quizá, de todo lo chic y fatale en la alcoba- parecía haberse convertido en una bata de lana de niña