2 de marzo de 2009

Como navegar en una cama.


(Inspirado en un título de entrada de Naty)

Cuando la noche ya está en su mejor momento (hablamos de una hora específica que será mencionada a continuación) es necesario dejar que las ideas se cuelen por debajo de la puerta, abrir la ventana y revivir toda esa magia que en el día NO puede suceder.

Ingredientes:
1. Noche noche noche (o alusión de noche, por ejemplo, encontrar las cortinas ideales para lograr la oscuridad perfecta)
2. Estrellas adheribles al techo, obviamente que brillen en la oscuridad.
3. Una cama (por si fuera poco) muy cómoda, que sea tan tuya que tu nombre esté tatuado en el interior del colchón, en cada respiro, cada sueño y cada tontería que se te ocurrió mientras la personalizabas. 
4. Sábanas suaves (es necesario el efecto)
5. Calcetines más suavecitos.
6. Múm en tu reproductor musical (que a como vamos se convertirá en un aparato más de nuestro cuerpo)
7. Sueños, no sueño.

Nota: Antes de calentar el horno y de tener el royal listo para que el pastel se esponje... Es necesario olvidar que se está haciendo una receta al pie de la letra, hay oportunidad de agregar más o menos estrellas de oscurecer más el cuarto pero no menos y sobretodo de darse la oportunidad de que la infancia se retoma cuando uno ya esté harto de la pretensión del ser adulto. De aquel que ya sabe a donde va y que su barco tiene una ruta estricta y específica. 
No, el error es parte importante del éxito de esta receta. Porque a veces uno tiene miedo y quiere escribir en letras chiquititas para ver si así el sentimiento se hace de ese tamaño. En fin la nota se ha hecho muy larga.

Instrucciones:

1. Uno debe tener en cuenta que sin imaginación no funciona na-da. 
2. Después de apagar la luz generalmente las estrellas comienzan a brillar y si uno tiene un poco de tacto puede agruparlas como las constelaciones de la vía láctea.
3. Meterse a la cama imaginándose que alrededor hay un océano en el que uno viaja y que pase lo que pase tirarse del barco sería probablemente morir ahogado, entonces uno siente, que en la oscuridad uno va y viene.
4. De pronto sientes la suavidad de todo lo que te rodea, las sábanas pero sobretodo los calcetines, esa sensación perfecta de roce con las sábanas. Estas seguro ahí dentro.
5. Tu mente debe vaciarse en ese momento no hay nada más que un mar y tu estas a la deriva, pensar en como llegar sería perder el tiempo, mejor recordar todas esos momentos únicos en los que no perdiste la fe porque eras niño.
6. La música que suena en el océano de tu preferencia es como la que sonaba en una caja de música de las abuelas o de las tías que ahora sueñan más que en sus años mozos cuando los esposos regalaron esa caja no imaginaban tanto ni añoraban un poco más. Ahora ellas se dan el lujo de ser bailarinas de esas notitas musicales.
7. El vaivén del mar te hace inventar palabras porque mientras el estrés te bloqueaba la mente y el tráfico, la necedad y todas esas nubes de palabras te ofuscaban la vista, en este momento ya nada de eso importa. Solo soñar, con esos planes que tienes para cuando llegues a tierra firme anteriormente quisiste darles de comer pedacitos de sueños a los peces, pero sueño ajeno no es bien degustado en boca ajena.
8. Los ojos pese a que no son ingredientes intentan serlo. Se cansan poco a poco, el mar te arrulla y tu cedes, que mas da. En la noche que tu inventas las estrellas brillan como tu quieras. 

Sólo se trata de recordar ese realismo mágico que en cada habitación cabe. Nada más no saltes del barco. 

(La hora nunca se mencionó porque probablemente tu hora favorita de la noche sea distinta)

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja gracias Pao!
fue un regalo de una amiga que acaba de ir a NYC (:
Me da miedo jajaja no se con que escribir, creo que tengo que ir a comprar una pluma de gel bonita (:
Bso preciosa!