19 de febrero de 2010

Entonces...nos necesit(amos)


El amor auténtico debería basarse en el reconocimiento recíproco de dos libertades; cada uno de los amantes se viviría como sí mismo y como otro; ninguno renunciará a su trascendencia, ninguno se mutilará, ambos desvelarían juntos en el mundo unos valores y unos fines. Para uno y otro el amor sería una revelación de sí mismo mediante el don de sí y el enriquecimiento del universo. En su obra Conaissance de soi, George Gusdorf resume exactamente lo que el hombre le pide al amor.

El amor nos revela a nosotros mismos haciéndonos salir de nosotros mismos. Nos afirmamos en contacto de los que nos es ajeno y complementario. El amor como forma de conocimiento descubre nuevos cielos y nuevas tierras en el paisaje mismo en el que siempre hemos vivido. Éste es el gran secreto: el mundo es otro, yo mismo soy otro. Y ya no soy el único que lo sé. Mejor aún: alguien me lo ha enseñado. La mujer desempeña, pues, un papel indispensable y capital en la consciencia que toma el hombre de sí mismo
Simone de Beauvoir, El segundo sexo "La enamorada".

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