20 de mayo de 2008

Mom, I want to change the world.


Aún recuerdo toda esa historia que aquel día se sucitó en una avenida. Estaba sentada querido lector en una banca esperando un autobús de esos que sólo necesitas por tres opciones:

a.) No tienes auto.
b.) Se te ha descompuesto.
c.) El día te invita a caminar.

Mi opción fue la tercera y ahí estaba, sentada esperando una ruta que yo misma desconocía, me habían dicho que si tomaba cierto camión, llegaría a cierto lugar que me recordaría cierto sentimiento. Lo único que yo necesitaba aquel día era sentir. ¿Pareciera ser sencillo no? Entonces me encontraba ahí sentada, aburrida, escuchando música mi himno de esos días era Love will tear us apart, Ian sí sabía destrozarse en la canción y a la vez lograr ese efecto en mi de decir "Bah! nada puede estar peor".

Fue ahí donde sucedió todo, si hago memoria salí de mis pensamientos cuando un vendedor de algodones de azúcar camino en frente de mi, seguido por una pequeñita de escazos 5 años con una sonrisa en la boca, su madre venía con mucha tranqulidad a unos cuantos pasos detrás de ella. La niña se detuvo y al ver que por más que corriera no alcanzaba a aquel personaje surrealista le gritó "Oye tú, señor que se ha robado las nubes del cielo, ¿podrías detenerte?" Y el señor amablemente se detuvo y la miró con una mirada que no he vuelto a observar desde aquel día, en ese momento el vendedor había pasado de ser cualquier mortal a ser una ladrón de nubes y eso le parecía fenomenal.

Finalmente su madre la había alcanzado, una chica joven muy linda, su hija era una réplica en miniatura de ella, la tomo en sus brazos y el vendedor le dijo "¿Qué color quieres princesa?" y la niña le respondió "Bien hecho señor, que bueno que me llama de esa manera, porque yo he venido a este mundo para cambiarlo, seré la princesa favorita de todooos, ¿verdad mamá? y lo quiero rosa por favor".

Mientras yo era expectadora de la misma obra teatral cuya protagonista era aquella princesa, pude sentir lo mismo que los otros dos personajes secundarios: un nudo en la garganta y cierta nostalgia de recordar aquellas épocas dónde añorábamos cambiar el mundo. No necesitaba más, probablemente me habían mandado a buscar esa ruta que nunca llegó para sentir algo que solito llegó, de un momento a otro me acordé de porque estaba suspendida en esa incertidumbre si siempre había querido deshacer nubes y comérmelas.

Como pasa la vida, como cambiamos de ser princesas a personas como cualquier otra, como de querer cambiar al mundo entero, nos detenemos a por lo menos no hacer que cambie el nuestro. Vaya, los tiempos cambian pero no me sentaré a esperar rutas desconocidas. Just move on.

Y mientras estaba en el funeral de mi abuelito había una frase que no dejaba de sonar en mi mente: Nothing is going to change my world. Probablemente era mi abuelito en la voz de los beatles diciéndome que no me detuviera que ahí permanecía él. Debo confesar que no quise escuchar ninguna canción hasta que regresé a cancún, no quería que ninguna canción me redireccionara al inicio. No, a veces es necesario el silencio.
La foto es de la All-Amazing revista: Lula

1 comentario:

Paola Carámbano dijo...

quiero
imaginar
un mundo
suavecito
solo por un rato.