8 de diciembre de 2008

Carta sin destinatario (que si sé quien es)


A quien corresponda:

Anoche sucedimos. No sé como ni por qué, sólo sé que necesitaba un par de acentos más, unos brazos alrededor de mi cuerpo, una mano sujetándome para no caer en ese abismo que es el sinsentido. No es que seas tú el que cambia la situación ni la persona ideal, eres una combinación de las dos, que me recordaron mis tiempos (fantasías animadas de ayer y hoy) en las que el calor también provenía de otra fuente y no nada más de mis calcetines térmicos.  

Que bonito es contar con alguien en las noches, voltear y ver una cara desconocida pero sentirla cercana. Escuchar el ruido de todo, refrigerador, gotas, puertas y hasta de los pájaros que me prometiste que no escucharía. ¿Sucederemos de nuevo? ¿Qué tan necesario es? Sucediste, tiempo pasado. Ahora mi teléfono ha olvidado el tuyo, mis pupilas no están encariñadas con nada, ni con nadie. El tiempo sucedió hermosamente, tus brazos los sentí profundos, tu mirada dilatada.

¿Cuántas casualidades necesitamos para suceder? No sé donde leí eso, pero así fue. 
"No te vayas" 
Permanencia.
Let it go. 

Pao.

P.d. Gracias por nuestros cuerpos, anoche sí hacía frío.