Salir a las 6.59 de la mañana.
Inhalar y exhalar.
Humo proveniente del frío mezclado con el calor: una cohesión de partículas que me hacen sonreír.
Mis manos al punto de la congelación.
¿Por qué nunca se calientan?
Quiero más humo y ya no sucede. Ya hay sol y tengo ansiedad.
Y uno nunca sabe que ponerse cuando quiere llegar y pedirle que le robe la noche.
Una cerveza por favor, que en la noche y bien fría funcionan para entrar en calor.
Sí, nuestra vida se hizo de ironías y de miradas que se cruzan con extraños.
Hay un título que me gusta mucho: La voluntad de marcharse. Creo que me inspira a escribir otra entrada. Una del miedo y de la permanencia.
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